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Es un tópico decir que Pamplona se transforma en sanfermines. Y es un tópico cierto, como cualquier habitante de esta ciudad sabe. Pero, ¿se transforma para bien o para mal?  En esto el consenso quizás no sea tan amplio, pues, además de las indudables virtudes de estas fiestas, existen una serie de aspectos no tan positivos, que pueden servir para poner en cuestión el tópico de que "ÉSTAS SON LAS MEJORES FIESTAS DEL MUNDO".  Veámoslos:


BASURA: En los días que duran la fiestas de San Fermín, cientos de toneladas de basura invaden las calles de la ciudad. Vasos de plástico, botellas, papeles y todo tipo de residuos son arrojados impunemente al suelo por miles de personas. Ni las papeleras ni los servicios de barrenderos pueden dar a basto con tal ingente cantidad de basura que "adorna" nuestras calles y jardines.
Un dato: en los sanfermines del año 2010, se recogieron 1.095 toneladas de basura en las calles de Pamplona.

BORRACHOS: No nos engañemos, en sanfermines el verdadero protagonista de la fiesta no es el toro. Es el alcohol. Soy capaz de imaginar unos sanfermines sin toros, pero no unos sanfermines sin alcohol. Se bebe, sobre todo por la noche, de manera desmesurada, de modo que en estos días la ciudad se ve invadida por la más alta densidad de borrachos de todo el planeta, con todas las molestias que ello origina.

DELINCUENCIA: La gran afluencia de gente y las aglomeraciones hacen de los sanfermines un foco de atracción para centenares de delincuentes de todo el mundo que vienen aquí a hacer su "agosto". Hay que tener especial cuidado con los carteristas, cuya proliferación se ha incrementado espectacularmente en los últimos años. Quien más quien menos, todos conocemos a alguien cercano a quien le han robado la cartera en sanfermines... si no ha sido a nosotros mismos.

MALTRATO A LOS ANIMALES:  El trato que reciben los toros durante los sanfermines (concretamente en el encierro y en la corrida de toros, donde seis de ellos son sacrificados cada día) no gusta a muchas personas ...y a los propios animales tampoco.

MASIFICACIÓN:  La enorme afluencia de visitantes que acuden a las fiestas convierten a Pamplona en una ciudad masificada, especialmente los fines de semana, en los que Pamplona (ciudad que tiene un censo de 200.000 habitantes) suele alcanzar el MILLÓN de habitantes, siendo prácticamente imposible andar por ciertas calles a causa de las aglomeraciones.

MÚSICA DE MAL GUSTO:  La música, en sus variedades menos cultas, es una constante en los sanfermines. Existe un género propio de las fiestas, conocido como "música de las peñas", que resulta extremadamente machacón y que repite año tras año las mismas canciones sanfermineras. No obstante, en los bares la música que más suena es la misma que el resto de la temporada, repitiéndose hasta la saciedad, y con el volumen a tope, las canciones más horteras tipo "la canción del verano".

ORINES:   En sanfermines (especialmente los fines de semana por la noche) es totalmente normal ver gente orinando en la calle. En algunos sitios incluso se puede ver a más de diez personas orinando a la vez en una misma pared con total tranquilidad, y hay puntos de la ciudad en que parece que ha llovido, cuando lo que vemos no son charcos de agua, sino de orines. Además, en muchos sitios reina un fuerte olor a pis que resulta realmente desagradable. Esto, que en cualquier otra ciudad sería un espectáculo lamentable, se permite en Pamplona en sanfermines.

PRECIOS CAROS:  En sanfermines, los bares y restaurantes, aprovechando que van a tener clientela segura, ponen los precios más caros. Los clientes tampoco miran mucho el bolsillo estos días, así que es normal que se produzcan algunos abusos. Dos ejemplos de sitios caros son las terrazas de la Plaza del Castillo y los restaurantes de las barracas.

RUIDOS:  Bares con la música a tope, verbenas, charangas,  fuegos artificiales, etc. hacen que estas fiestas sean muy ruidosas. Lo cuál es un problema para los vecinos del casco antiguo que quieren dormir, pues este ruido dura toda la noche.

VANDALISMO: Durante los días que duran los sanfermines, Pamplona se convierte prácticamente en una "Ciudad sin ley". La desinhibición producida por el exceso de alcohol sumada a la sensación de impunidad para hacer cualquier cosa, hace que los actos de bandalismo sean algo normal. Esto se ve en los múltiples desperfectos que sufre el mobiliario urbano o en el estado en que quedan los jardines, totalmente arrasados y sin hierba.
       

Si esto que acabas de leer te ha parecido una visión demasiado negativa de los sanfermines, no te preocupes. Los sanfermines tienen muchas cosas buenas. Pero son tan conocidas que no hace falta mencionarlas.


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